viernes, 16 de marzo de 2018

ICTUS. Fuente: saber vivir

Ictus

También se le suele llamar infarto cerebral, embolia o apoplejía y es vital conocer cómo avisa para evitar consecuencias graves. Dificultad para hablar, hormigueo, falta de coordinación... reconocer las señales puede salvar vidas.

¿QUÉ ES UN ICTUS?

El funcionamiento del cerebro está subordinado al riego sanguíneo. Si no recibe la suficiente sangre, puede sufrir un fallo o accidente cerebrovascular, también conocido como ictus.
El ictus, también llamado infarto cerebral, embolia, apoplejía o accidente cerebrovascular agudo (ACVA), se produce por la afectación de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro. Se puede comparar a un infarto de corazón, pero en este caso sucede en el área cerebral. En definitiva, es la interrupción de la circulación de la sangre que llega al cerebro de una forma aguda, brusca y repentina.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, el infarto cerebral es la tercera causa de muerte en hombres y la primera en mujeres. Uno de cada seis españoles sufrirá uno de estos accidentes a lo largo de su vida. Y aunque son más frecuentes en mayores de 65 años, se ha notado un aumento en personas de menos de 45 años.
Sin embargo, en muchos casos la gravedad de los accidentes cerebrovasculares agudos se debe al desconocimiento y a no saber detectar las primeras señales. En la mayoría de las ocasiones, el ictus avisa con una serie de síntomas y resulta esencial reconocerlos, ya que el daño cerebral severo puede tardar horas en producirse y es posible evitarlo o reducirlo si se actúa a tiempo.

Existen dos tipos de infartos cerebrales

Ictus isquémicos

Son los más frecuentes y aparecen cuando se obstruye un vaso sanguíneo debido a un coágulo, interrumpiéndose así el flujo normal de la sangre. El elemento que produce la obstrucción, llamado trombo, puede haberse originado en otra parte del cuerpo y haber ido "navegando" por el torrente sanguíneo hasta quedar atascado en el cerebro.

Ictus hemorrágicos

También conocidos como hemorragias cerebrales, aparecen por la rotura de un vaso. Además de los daños producidos por la falta de riego sanguíneo, genera otros relacionados con el modo en el que la sangre empieza a inundar el encéfalo.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?

Los síntomas del ictus aparecen de forma abrupta pocos segundos después de que se haya producido el accidente cerebrovascular, es decir, la interrupción del riego sanguíneo. En líneas generales, si el daño vascular está en el lado izquierdo del cerebro, la afectación corporal será del lado derecho, y al contrario.
Las señales de alerta a las que debes prestar atención son estas:

1. Tienes problemas repentinos para moverte

Puedes notar pérdida de fuerza o movilidad en las extremidades superiores o inferiores (brazos o piernas), en la cara o en un lado del cuerpo. Notas, por ejemplo, que te cuesta sonreír o mover uno de los dos brazos.

2. Notas insensibilidad o sensación de hormigueo

Experimentas una especie de acorchamiento o disminución de la sensibilidad en cualquier parte del cuerpo (cara, brazo, pierna) de forma brusca.

3. Te empieza a doler la cabeza intensamente

Aparece un dolor de cabeza muy fuerte y brusco, como un golpe de dolor que no remite o que va a más, y sientes que es diferente a las cefaleas habituales.

4. Experimentas dificultades para hablar

Te cuesta hacerte entender, tienes problemas de pronunciación o de ordenación de las palabras. Decir tu propio nombre te resulta imposible o muy difícil.

5. Pierdes el equilibrio

Notas una clara sensación de inestabilidad y pérdida de equilibrio, o te caes al suelo sin causa aparente que lo justifique.

6. Tienes problemas súbitos de visión

Experimentas una pérdida de visión, ya sea de uno o de ambos ojos, que aparece de forma abrupta, o bien te das cuenta de que ves doble.
Ten en cuenta que no tienen por qué darse todos estos síntomas, pero solo con que aparezca uno de ellos ya es motivo suficiente para acudir de inmediato a Urgencias, pues las secuelas dependerán de la rapidez con la que se reciba atención médica.

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?

Actuar antes de que transcurran tres horas desde que comienzan a aparecer los primeros síntomas es fundamental para disminuir el riesgo de muerte y de secuelas. El tratamiento variará en función del tipo de ictus, lo que se sabrá tras realizar las pruebas oportunas.
Si es hemorrágico –que son los menos frecuentes, pero en muchos casos más severos–, se puede realizar cirugía para evacuar el hematoma cuando esté indicado (no siempre) o se puede hacer un drenaje para eliminar la sangre. No se suelen reparar los vasos que ya se han roto porque están debilitados y podría ser más peligroso.
Si es isquémico, se pauta una medicación para destruir el trombo que ha causado el infarto cerebral y así poder restituir la circulación normal de la sangre.
Según el daño provocado, estará o no indicada la rehabilitación cerebral en un centro especializado.
Sea cual sea la causa del infarto cerebral, conviene extremar los cuidados incluso una vez detectado, ya que algunas lesiones o consecuencias de las ya existentes –inmovilidad, falta de coordinación, dificultad para asociar ideas y razonar…–, pueden aparecer en los días o semanas inmediatamente posteriores. 

¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR?

Aunque existen factores de riesgo que no pueden modificarse, como los antecedentes familiares y el proceso de envejecimiento, hay medidas de prevención que constituyen la mejor terapia contra el ictus. Es fundamental llevar una alimentación sana y equilibrada baja en grasas y sal, realizar ejercicio físico de forma regular y evitar hábitos tóxicos como fumar, abusar de las bebidas alcohólicas o consumir drogas.
Además, los siguientes factores aumentan el riesgo de que sufras un ictus:
  • Tu tensión supera los 130/90 mmHg.
  • Tienes un alto nivel de azúcar en sangre.
  • Fumas.
  • Tienes altas las cifras de colesterol y triglicéridos.
  • Llevas una vida sedentaria.
  • Te han diagnosticado un trastorno coronario. Dentro de las arritmias, la fibrilación auricular es una de las causas principales de ictus, por lo que debes estar muy controlada por el cardiólogo en caso de padecerla.
Por otro lado, debes saber que algunos fármacos, como los anticonceptivos orales y los tratamientos hormonales de reemplazo para la menopausia, aumentan el riesgo de ictus.
Además, las muertes por infarto cerebral son más habituales en épocas de temperaturas extremas, es decir, durante el invierno y el verano. Tenlo en cuenta si tienes los anteriores factores de riesgo.

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